Los motores de combustión han sido imprescindibles para la movilidad durante varias décadas, pero su futuro parece tener los días contados, al menos a medio plazo, y es que hay países en los que hay fecha ya para que los vehículos en circulación sean únicamente eléctricos. La Unión Europea ha dado un giro inesperado con el motor de combustión, y es que parece que hay un combustible que lo salvará en el año 2035… ¡toma nota!.
¿Cómo funciona un motor de combustión?
El motor de combustión interna es un motor térmico en el que una parte de la energía liberada en quemar el combustible se transforma en movimiento, como sucede en los casos del motor diesel y el motor de explosión. Los motores de combustión son de cuatro tiempos, lo que significa que el cilindro completa una sesión en cuatro fases en su movimiento para llegar a transformar el carburante en energía que mueva el vehículo. Las cuatro fases son las siguientes:
- Admisión
- Compresión
- Explosión
- Escape
Gran cambio de la UE con el motor de combustión
Hace un par de años que la Unión Europea aprobó una normativa que cambió por completo la industria del automóvil, provocando un gran cambio generalizado de estrategia y muchas dudas a nivel comercial, y es que a partir del 1 de enero de 2035 la venta de coches de combustión estará prohibida en Europa, salvo en contadas excepciones. Esa normativa parecía asegurar que el motor de combustión tenía los días contados, pero lo cierto es que hay relevantes e influyentes figuras políticas que están generando serias dudas al respecto.
La ley actual no trata realmente de imponer ninguna tecnología cero emisiones, pero lo cierto es que reduce las opciones prácticamente a los vehículos eléctricos o o de hidrógeno, por lo que Ursula von der Leyen, recientemente elegida presidenta del Parlamento Europeo, ha anunciado que va a proponer una enmienda a la Unión Europea para permitir el uso de combustibles sintéticos que no tienen impacto ambiental. Esa nueva enmienda permitiría que los vehículos actuales con motor de combustión que puedan seguir en circulación realizando unos mínimos ajustes, al menos en una primera teoría.
Es importante destacar que los nuevos vehículos que se vendan a partir de 2035 deben ser 100% libres de emisiones CO2, pero eso no obliga a los fabricantes a vender únicamente vehículos eléctricos, lo que tienen que garantizar es que esas emisiones pasan a ser cero, lo que abre una pequeña puerta a que se pueda incluir algún motor de combustión que utilice combustibles sintéticos. Esta posibilidad está explicada en una cláusula de revisión para 2026 y está defendida especialmente por Alemania, cuya economía depende en gran parte de los motores térmicos.
En cuanto a la postura de la UE sobre este tema, los expertos han mostrado sus dudas sobre la posibilidad de que se pueda garantizar la producción real de estos combustibles en cantidades suficientes para los sectores prioritarios (camiones, aviación), así como para vehículos ligeros de pasajeros. Los combustibles sintéticos se presentarían como una solución marginal dentro de un conjunto de alternativas (electricidad, hidrógeno, biocombustibles, etc.), por lo que será una transición ecológica que, según von der Leyen, «requerirá un enfoque neutral en términos de tecnología, en el que los combustibles sintéticos tendrán un papel importante».
De igual manera, es importante destacar que los combustibles sintéticos no cuentan con una aceptación unánime en la UE, ni tan siquiera por parte de los fabricantes de automóviles alemanes, como el caso de Audi, que ha comentado que apostar por múltiples tecnologías de forma simultánea sería un error debido a los altos costes y los riesgos de la inversión. Además, también se dice que garantizar que los nuevos vehículos térmicos se van a utilizar únicamente con combustibles sintéticos y sus dueños no los van a llenar con gasolina de origen fósil es todo un desafío.
Habrá que esperar a esa revisión de la UE en 2026 para saber si finalmente el motor de combustión tiene el año 2035 como su fecha de caducidad o si se encuentra una solución alternativa.