En todos los supermercados se pueden encontrar una gran variedad de marcas para elegir la que más te interese en cada producto, tanto las tradicionales de toda la vida como las llamadas marcas blancas que son de elaboración propia de ese establecimiento en particular. Hoy te contamos el peligro que suponen las llamadas marcas negras en los supermercados, lo que sería un gran error al hacer la compra que debes evitar… ¡toma nota!.
¿Por qué triunfan las marcas blancas?
La constante subida de precios que estamos sufriendo desde hace unos años, especialmente en el sector de la alimentación, ha provocado que las marcas blancas hayan disparado sus ventas, marcas de fabricación propia que por norma general resultan mucho más baratas que las demás y que en muchos casos sus productos son versiones low cost de otros sobradamente conocidos pero que resultan más caros.
Muchas personas piensan que las marcas blancas son de menor calidad que las demás, pero lo cierto es que no es así, o al menos no debe establecerse esa relación porque no lo es en todos los casos. De hecho, muchos productos son fabricados por el mismo fabricante que elabora el original, mientras que para la cadena en concreto elabora la versión marca blanca.
Así son las marcas negras de los supermercados
El concepto de marca blanca es sobradamente conocido por los consumidores, que cada día llenan más la cesta con estos productos gracias a que sus precios son más bajos. Lo que no es tan conocido, de hecho es desconocido para la gran mayoría, es el concepto de «marcas negras», ya que hasta los propios fabricantes prefieren no darle publicidad a la parte de la producción que tienen subcontratada.
Se define como marcas negras a los productos que un famoso y reconocido fabricante comercializa con su nombre, logotipo y formato habitual para venderse en los supermercados pero que en realidad están elaborados por otras empresas que no se identifican con ese producto que el consumidor se lleva a su casa. Se trata de una nueva política de fabricación que las marcas siguen para ahorrar costes, derivando su producción a empresas más baratas para tener mayor margen de beneficios e incrementar las ventas.
Algunas de las marcas que recurren a esta estrategia y, por lo tanto, convierten sus productos en marcas negras son Nestlé, Kellog’s, Bimbo, Heinz o Danone, y no hay más que revisar los datos del fabricante en el envase antes de comprarlo para comprobar si realmente lo ha fabricado esa marca o su producción se ha derivado a otra empresa. El sector de la alimentación es tan sólo uno más de los que recurren a la subcontratación en la producción, una práctica que está muy extendida en varios sectores, como el de la automoción.
Es importante destacar que la calidad de las marcas negras no se ve perjudicada realmente porque la prestigiosa marca que tiene detrás es la responsable final del producto y no se escatiman medios ni controles de calidad, por lo que la calidad no es realmente baja para no poner en entredicho el prestigio de la propia marca. Sí que hay un problema de transparencia, ya que no se conoce el origen de los ingredientes al no ser obligatorio poner esta información, la normativa europea únicamente indica que hay que poner si está fabricado dentro o fuera de la Unión Europea.
Si no quieres que te la cuelen con las marcas negras al comprar en el supermercado, revisa bien los datos del etiquetado para ver si es posible comprobar quién ha fabricado realmente ese producto, ya que en muchos casos lo ocultan para no ver sus datos de ventas perjudicados.