En los últimos años muchos supermercados han triunfado con sus marcas blancas, ya que ofrecen al consumidor la posibilidad de comprar a precios más bajos que con las marcas tradicionales, al menos en la inmensa mayoría de productos. Te contamos el lado oculto de los supermercados que no te cuentan en torno a las llamadas marcas negras y que empieza a ser preocupante… ¡toma nota!.
¿Qué son las marcas blancas?
Se conoce como marcas blancas a las marcas de producción propia que tienen los diferentes supermercados, como por ejemplo Hacendado, Deliplus o Bosque Verde, todas ellas de Mercadona para diferentes secciones. Al ser de producción propia, se supone que los productos serán más baratos que las marcas «de toda la vida», aunque con la subida de precios de los últimos años encuentras algunos que son más caros.
La gran mayoría de las marcas blancas cuentan con productos elaborados por las marcas tradicionales, por ejemplo, las famosas pizzas Tarradellas las puedes encontrar fabricadas por esa misma marca para alguna marca blanca, con recetas ligeramente diferentes pero prácticamente las mismas pizzas. Y lo mismo sucede con una larguísima lista de productos.
Esto pasa con las marcas negras en los supermercados
Javier Ruiz, jefe de Economía de la Cadena Ser, ha alertado en una entrevista en Uppers sobre el arma de doble filo que supone el gran crecimiento y éxito de las marcas blancas en nuestro país. Ruiz ha apuntado que la subida de precios en general ha hecho que los consumidores recurran aún más a las marcas blancas ya que son las más baratas, lo cual no siempre puede resultar positivo, según su criterio.
«Aquí hay dos teorías: tiran precios hacia abajo porque el productor que está haciendo otros productos para su marca prefiere no tener la maquinaria parada, fabricar productos con la misma o menor calidad pero que le permiten abaratar costes y vender más barato. Opción número dos: es que cuando me convierto en proveedor exclusivo del supermercado me aprietan mucho más, me reducen mucho más los márgenes, ellos ganan más y yo tengo que bajar el precio», señala el periodista.
«Sea como sea son productos más baratos. Ha habido un auge espectacular de la marca blanca. Si en vez de cinco marcas tiene a dos supermercados controlando el mercado de los copos de avena, tenemos un cuello de botella, menos competición, tenemos menos capacidad de negociación, menos beneficio para el consumidor. Lo que está ocurriendo es que los supermercados controlan más y ganan más con su producto», advierte.
Según datos de los últimos meses, las ventas de las marcas de siempre han subido un 7%, mientras que las blancas lo han hecho en un 16%. El periodista explica que «Hay unas cuotas de mercado tales que hay quien empieza a denunciar que lo que hay ahora son ya marcas negras: me está arruinando tanto el negocio que dejo de fabricar mi producto y empiezo a fabricar para usted». De hecho, esto es una realidad cada vez más presente, con varios fabricantes que han dejado de fabricar sus productos para centrarse en los encargos de los supermercados, hipermercados y establecimientos similares para sus propias marcas.
Termina Ruiz advirtiendo que «Esto tiene ciertos beneficios a corto plazo para el consumidor, desde luego, porque son más baratos, pero puede tener complicaciones a corto plazo con las llamadas marcas negras. Si no hay competencia entonces el consumidor tarde o temprano lo acabará pegando». Un riesgo de que las marcas negras se establezcan y la sociedad de acostumbre a ellas.
Habrá que ver cómo evoluciona el mercado y si las marcas blancas se terminan convirtiendo en marcas negras cada vez más baratas pero también con una calidad que en algunos casos también se reduce, algo que se puede comprobar generalmente en los valores nutricionales, cuando se trata de alimentos.