Tupperware tiene los días contados. El imperio internacional podría quedar fuera del mercado en un futuro no muy lejano. Tras más de 75 años activa y, aun habiendo universalizado su nombre, la compañía está terminando el 2023 casi al borde de la quiebra. ¿La razón? La caída de las ventas aparentemente irrefrenable que registrado en los últimos años. El alto volumen de deuda podría dejar a la empresa fuera de juego.
Alrededor de Tupperware se han dado varios escenarios que lo han llevado a la más trágica decadencia: cambios en los hábitos de consumo, llegada de opciones más sostenibles que el plástico, envejecimiento de la imagen de marca, una tardía digitalización, falta de innovación y una competencia con productos más económicos. Una firma que parecía la abeja reina podría terminar convirtiéndose en un ejemplo de fracaso en el mundo empresarial.
La pandemia del COVID-19 afectó gravemente a Tupperware
El experto en retail Andrew Busby explicó en el periódico londinense “The Telegraph” que uno de los factores que hundió la compañía fue la llegada de la pandemia del COVID-19. Desde los 50, la marca patentada por Earl Tupper ha cimentado su estrategia de marketing en las reuniones en casa con anfitriones independientes. El consultor o la consultora cocinaba con un grupo de amigos/as y familiares logrando recrear un ambiente cálido y cercano en el que mostrar todas las opciones que tiene la marca.
Tupperware daba así una demostración en vivo de todo lo que podía hacer por sus potenciales clientes para hacerles la vida más fácil, un modelo muy parecido al que siguen otras empresas como Avon o Mary Kay.
La disminución del modelo de ventas directas y la predilección actual de los usuarios por la compra online ha dilapidado a Tupperware. La estrategia de comercialización que llevó a la marca a lo más alto es precisamente la que la está dejando atrás. Este enfoque cada vez está siendo menos atractivo para la llamada generación Z, que prefiere adquirir productos de manera online. En este contexto, la compañía se enfrenta a un futuro incierto. Si no logra solventar los desafíos económicos y satisfacer las cambiantes preferencias del consumidor del siglo XXI podríamos ver como el legado de Tupper pasa del todo a la nada.
Tupperware: la historia de una empresa que no conoce fronteras
Como decíamos anteriormente, Tupperware nació de la mente del reconocido inventor Earl Tupper. El empresario llegó al mundo en 1907, en el corazón de una familia de granjeros del Estado de Massachussets. Siendo muy joven sentía mucha curiosidad por el mundo de los negocios. Con apenas 10 años, el joven Earl ya vendía productos de la cosecha a puerta fría. Algo muy grande estaba naciendo dentro de él y todavía no lo sabía.
Pasó de ser un trabajador de una fábrica de plásticos a un exitoso empresario en la década de 1950. El invento que lo lanzó a la fama fue “Wonderbowl”, un elemento que no puede faltar en los hogares de Estados Unidos. No obstante, parte del éxito de Tupperware tiene nombre de mujer: Brownie Wise.
Fue una de las primeras mujeres vicepresidentas de marketing en una época en la que las mujeres todavía tenían acceso limitado a este tipo de trabajos. Wise fue una pieza clave para popularizar las fiestas de ventas y llevó a la empresa estrategias de marketing innovadoras.
Fue mucho más que una vendedora a puerta fría. Se convirtió en la cara mediática de la marca. A pesar de que su incorporación a la empresa fue muy significativa, el vínculo entre Earl y Brownie se volvió tenso y en 1958 finalizó su relación laboral. Después, se vendió la empresa. Pese a que Brownie recibió una compensación mínima por su despido, el papel de Wise sigue siendo parte de la historia del trabajo flexible entre mujeres.