La pensión de incapacidad está experimentando un récord de solicitudes —sobre todo, después de la pandemia—. Es una cuestión que ha llevado incluso al Banco de España a sacar a la luz un problema sin solución de nuestro país, aunque lo último que han anunciado tiene un cariz más alarmante. Este es el problema de llegar a la jubilación cobrando esta subvención pública, y es grave.
La pensión de incapacidad no es definitiva: dura advertencia de la Seguridad Social
El año pasado terminó con un cierto sabor agridulce para quienes están percibiendo la pensión de incapacidad. La Seguridad Social ha podido constatar que hay miles de beneficiarios que no están cumpliendo con sus obligaciones en esta línea o que ya no reúnen los requisitos.
¿Qué piensan hacer a partir de ahora? Justo anunciaron que, durante los próximos años, van a efectuar una campaña de revisión masiva. Quieren evaluar más de 1,3 millones de expedientes para decidir si mantienen o retiran la ayuda, lo que quizá podría afectarte a ti si has hecho esta acción tan común.
En caso de que estés en trámite o de que la estés recibiendo, debes tener cuidado con ello. La Seguridad Social, por si fuera poco, advirtió estos días que que esta prestación no es para siempre en todos los casos. Por ello, conviene que tengas en cuenta cuál es tu situación, más incluso si te vas a jubilar.
La jubilación y la pensión de incapacidad: incompatibles y con un problema
Las pensiones por incapacidad permanente son prestaciones económicas diseñadas para compensar la pérdida de ingresos debido a enfermedad o accidente que limita o anula la capacidad laboral. Concedidas por la Seguridad Social, estas pensiones generalmente se reciben hasta alcanzar la edad de jubilación.
Al llegar a la jubilación, surge una encrucijada. El beneficiario debe decidir si mantiene la incapacidad permanente o la cambia por la pensión de jubilación. La Seguridad Social establece que ambas pensiones son incompatibles, lo que implica que no se pueden percibir ambas dentro del mismo régimen.
La pensión de incapacidad permanente suele cambiar automáticamente a la de jubilación al alcanzar la edad, salvo que el beneficiario elija lo contrario. En la mayoría de los casos, esta transición es más beneficiosa, a excepción de los grados de incapacidad permanente total.
El problema de llegar a la jubilación con la pensión de incapacidad
Las pensiones de incapacidad permanente se clasifican en cuatro grados, siendo la total aquella que limita la profesión habitual pero permite otra actividad laboral. En este caso, se cobra el 55 % de la base reguladora, aumentando al 75 % si no se ejerce ninguna actividad laboral a los 55 años (es decir, incapacidad total).
Es importante recordar que el cálculo de la incapacidad se basa en los años trabajados antes de la dolencia. Si bien no se hubiera cobrado el 20 % adicional por cotizaciones perdidas, las nuevas cotizaciones generadas habrían elevado la cuantía al llegar a la jubilación.
Al no ejercer actividad laboral al llegar la jubilación, la opción más favorable suele ser seguir cobrando la incapacidad permanente en lugar de optar por la pensión de jubilación. Aunque la jubilación representa el 100 % de la base reguladora, la falta de cotizaciones recientes llevaría a una cuantía menor respecto al 75 %.
Como has podido ver, la pensión de incapacidad esconde un serio problema para quienes llegan a la jubilación. ¿Para qué han servido tantos años de cotizaciones? Esta es una pregunta que puedes haberte hecho y que nos ha llegado recientemente. De hecho, incluso la Unión Europea se ha enfado con España: nos amenaza con retirarnos los fondos si no cambiamos esto en el subsidio por desempleo.