Los patinetes eléctricos están pasando por su peor momento en España. Después de un largo tiempo en la cima, muchos usuarios están dejando de darles prioridad. La entrada en vigor de la nueva normativa y otros sucesos han hecho que la ciudadanía española ya no confíe al 100% en la viabilidad de esta forma de movilidad.
Las ventajas por las que la gente suele elegir el patinete eléctrico como forma de movilidad suelen ser ahorro de dinero, agilidad de llegada en los trayectos, fácil acceso a diferentes espacios sin necesidad de candarlo, posibilidad de combinar su uso con el transporte público, ocupación de poco espacio y 0 esfuerzo para movilizarse.
Son claros indicativos de las prioridades que tienen los usuarios en su vida: facilidad y comodidad para desempeñar sus actividades. Sin embargo, esto no parece estar siendo suficiente para que el negocio prospere en España.
Los patinetes eléctricos viven su peor momento en España: ¿la gente ya no los quiere?
Varias compañías vinculadas a la venta y reparación de patinetes se han visto “gravemente” afectadas por las reciente prohibiciones. La actividad económica de estos comercios locales se ha caído un 50%, según los datos de la Federación Española de Vehículos de Movilidad Personal (Fevemp). Esta organización advierte que el grupo más perjudicado por esta realidad es el de las pymes.
Sin embargo, las ventas de los patinetes eléctricos han seguido al alza (aunque ligeramente) en páginas de comercio electrónico y centros grandes, como Decathlon o MediaMarkt.
España se pone firme con el uso de los patinetes eléctricos
Entre los cambios que están afectando el sector de los patinetes eléctricos están los nuevos requisitos para comercializar VMP. La Dirección General de Tráfico (DGT) ha establecido nuevas normas para la regulación de los VMP. Desde enero de este año, solo es posible vender vehículos de estas características que cuentan con un certificado específico.
Esta es una condición estrictamente necesaria para puedan circular por las calles. La DGT establece como requisitos indispensables la presencia de dos frenos independientes, una velocidad máxima de 25 km/h y la incorporación de catadióptricos como dispositivos de iluminación, entre otros. También tiene en cuenta otros aspectos del vehículo, como su longitud máxima (2.000 mm), la altura máxima (1.400 mm) y la anchura máxima (750 mm). Con estas exigencias, Tráfico busca “velar por la seguridad vial” y establecer “unas garantías de calidad y durabilidad mínimas exigibles”.
Este es el cambio más brusco en el uso de los patinetes eléctricos
Uno de los cambios más abruptos que han padecido los usuarios que utilizan patinetes eléctricos comúnmente es la prohibición de llevarlos en el transporte público y en los trenes Renfe. Algunas comunidades autónomas, como Madrid, Andalucía y Cataluña, decidieron que los usuarios no subieran al transporte público con sus patinetes eléctricos por seguridad.
El pasado mes de octubre, una batería explotó en el interior de un vagón del metro en Madrid. No hubo que lamentar pérdidas, el pero el convoy quedó calcinado. Esto hizo que las autoridades tomaran medidas. En Barcelona también se registraron problemas de este tipo. Por su parte, Renfe tampoco deja que los ciudadanos ingresen con este medio de transporte en sus trenes desde noviembre.
La Fevemp condenó “rotundamente” la medida tomada por Renfe y aseguró que era “discriminatoria” e “injustificada”. Emitieron en un comunicado en el que exponía que “durante seis años de convivencia, los usuarios han podido viajar con su vehículo en el portaequipajes sin que hubiera incidencia alguna durante todo este tiempo. Los recientes casos aislados del transporte público urbano no justifican esta medida. La prohibición no es la solución”.
En este contexto, España está alejándose poco a poco de los patinetes eléctricos. Ante las prohibiciones y requisitos para circular, un gran número de usuarios ya busca nuevas alternativas para moverse por la ciudad.